Los trastornos compulsivos u obsesivos son de frecuentes en diversas especies, incluidos los perros.
Se caracterizan por el desarrollo de una secuencia de comportamientos repetitivos sin una finalidad determinada y que pueden llegar a producir daños físicos (sobre el animal y su entorno) y, obviamente, alterar la relación con el propietario del animal. Estos desórdenes están asociados, generalmente, con comportamientos naturales de carácter innato como el acicalamiento, el instinto de caza, el acto de comer y la locomoción.
Las alteraciones durante el acicalamiento llevan al animal a lamerse insistentemente las extremidades, incluso hasta provocarse alteraciones serias de la piel, o a mordisquearse los «pies» y las uñas. Esta manifestación es más frecuente en perros de razas grandes y activas seleccionadas para el trabajo (como el Pastor Alemán, Pastor Belga…). No es extraño que este problema esté asociado a otros trastornos de comportamiento como la ansiedad por separación y el miedo a ruidos fuertes (tormentas, cohetes).
Mordisquearse los flancos y chuparse con insistencia se considera que tiene relación con el comportamiento del cuidado maternal. La persecución de la cola o de su propia sombra, y la caza y masticación de moscas se asocian la instinto depredador. Los movimientos en círculo, correr alrededor de una valla, excavar o deambular constantemente son otros problemas obsesivo-compulsivos que pueden padecer los perros.
La aparición de un tipo de comportamiento obsesivo u otro depende, en ocasiones, de la raza y de las experiencias vividas por el animal; no todos los Westies se muerden las uñas ni todos los Pastores Alemanes se persiguen la cola . Se considera un problema serio cuando compromete su bienestar, evita que se comporte de un modo adecuado, resulta en automutilación o compromete la convivencia con los propietarios. A menudo el comportamiento compulsivo es el resultado de una situación de ansiedad o estrés que el perro no es capaz de manejar. Este conflicto emocional puede manifestarse inicialmente en momentos concretos (cuando está expuesto a la causa desencadenante de su estrés) y posteriormente hacerse habitual en todo tipo de situaciones.
Para poder tratar estos comportamientos obsesivo-compulsivos debemos:
- Identificar la causa del conflicto.
- No castigar al animal, ya que esto aumentaría su estrés.
- Contactar con un profesional para hacer una terapia de modificación de conducta.
- Hacer ejercicio diario es una buena medida para reducir la ansiedad.
- Enriquecer el ambiente con juguetes nuevos que le distraigan y le mantengan ocupado. Además necesitan interacción social con el propietario.
- Intentar establecer una rutina para los paseos, horarios de comida, entrenamientos y juego. Este “horario ordenado” transmite seguridad a la mascota.
- Tratamiento medicamentoso prescrito y supervisado por un veterinario y con asistencia de un educador profesional. La medicación, por regla general, será más necesaria en casos crónicos.