Al retornar a casa tras las vacaciones, si hemos llevado a nuestra mascota con nosotros, debemos acudir a nuestra clínica veterinaria habitual para someter a una revisión a nuestra mascota.
Según el destino elegido, nuestro animal, puede haber estado expuesto a determinados patógenos no habituales en nuestro lugar de residencia. El ejemplo más claro es el de la filariosis. Esta es una enfermedad causada por una lombriz (dirofilaria immitis) que, a diferencia de las más o menos habituales lombrices intestinales, se aloja en el corazón y en los grandes vasos de los perros. La transmisión este parásito, comúnmente llamado gusano del corazón, es por picadura de mosquito. La zona más peligrosa para nuestra mascota son las Islas Canarias aunque otras zonas como la costa levantina, el delta del Ebro, Cádiz, Huelva, Extremadura y Salamanca, también presentan una elevada incidencia de esta enfermedad. En los últimos años han aumentado los casos de dirofilaria en la Comunidad de Madrid por lo que recomendamos el establecimiento de unas pautas de prevención. Esta consiste en administrar antiparasitarios a la vuelta de las vacaciones para eliminar las formas larvarias, antes de que lleguen a adultas y puedan ocasionar problemas graves. Actualmente existen productos que inyectados una vez al año nos protegen durante éste de una posible infestación por la microfilaria, forma larvaria del llamado gusano del corazón.
En otras zonas, donde no existen problemas apenas con la filariosis, como en la cornisa cantábrica, nos encontramos con problemas causados por las pulgas. Si nuestra mascota ha estado en esta zona de vacaciones sin la protección adecuada puede habernos traído acompañantes indeseables a casa. Así que lo mejor, una vez más, es acudir al veterinario para comprobar que todo está en orden y, si hay problemas, solucionarlos cuanto antes.
Algunos animales también acusan mucho los largos viajes, se estresan y sufren, como consecuencia, bajadas de defensas que los dejan expuestos a procesos infecciosos respiratorios, cutáneos, digestivos, etc. Algunos toleran mal los cambios de agua durante los primeros días. Suele ser un problema transitorio sin más importancia pero que conviene vigilar.
Nos permitimos también recordar que, durante el verano, nuestra mascota puede haber contraído leishmaniosis, a pesar de haber empleado adecuadamente los antiparasitarios externos recomendados por nuestro veterinario, y que casi todo el territorio nacional es zona endémica de esta enfermedad tratable, pero extremadamente grave si no se diagnostica a tiempo. Como cada año, recomendamos hacer un análisis de sangre a todos los perros a partir de finales de octubre. De este modo podremos saber si nuestro animal ha sido contagiado y, con un diagnóstico precoz, podremos efectuar un tratamiento efectivo con mayores garantías de éxito.