La pulgas son insectos sin alas del orden de los sifonápteros, de pequeño tamaño, cuerpo comprimido y extraordinariamente ágiles (pueden saltar alturas de hasta 18cm y longitudes de alrededor de 30). Se conocen alrededor de 1900 especies distintas. Son parásitos externos que se alimentan de la sangre de los mamíferos y las aves y, al mismo tiempo, son vectores de transmisión de enfermedades entres las que se incluyen el tifus, algunas tenias e, incluso, la peste bubónica. Además, su saliva, es un potente alérgeno que en algunos animales (y personas) produce fuertes reacciones alérgicas. Vemos que es importante controlarlas no sólo por las molestias que producen sino por las enfermedades que pueden transmitirnos.
Las pulgas adultas, muchas veces, resultan difíciles de ver en nuestras mascotas ya que sólo permanecen en ellas para alimentarse. El resto del tiempo lo pasan en el entorno de sus “víctimas”, donde ponen sus huevos y se desarrollan sus formas larvarias. Por este motivo es tan importante que tratemos el entorno de un animal parasitado por pulgas como al propio animal afectado. Las pulgas y sus larvas encuentran cobijo en alfombras, tapicerías, grietas de maderas, juntas de baldosines… prácticamente en cualquier lado con unas mínimas condiciones de temperatura.
El tratamiento de estos parásitos abarca varios puntos:
- Tratamiento del animal: existen diferentes insecticidas de aplicación oral o cutánea que nos sirven para eliminar a los individuos adultos que puedan portar y, además tienen o pueden tener función repelente para las pulgas del entorno.
- Tratamiento del entorno: debemos lavar bien todo aquello que estuviera en contacto con el animal (cama, alfombras, tapicerías…). Todo aquello que no pueda ser lavado lo trataremos con pulverizadores, sprays o bombas de humo insecticidas. Además, algunos de los productos que aplicamos al animal se dispersan por su entorno vía los pelos que caen, descamaciones, etc. que son el alimento de las larvas de las pulgas. De este modo también logramos intoxicar y matar las formas larvarias.
Un error muy común a la hora de tratar un problema de pulgas es sacar al animal afectado a la calle para que no deje la casa llena de pulgas. Error importante ya que, cuando se diagnostica el problema, las pulgas ya están en el medio ambiente y las pulgas prefieren picar a las mascotas ya que su temperatura corporal es 1,5ºC superior a la de los humanos. Es preferible que piquen a las mascotas que a las personas.
Recordar además que, aunque suele haber más problemas de parásitos en épocas de calor, las pulgas pueden vivir dentro de las casas con lo que es importante proteger a nuestras mascotas y nuestro hogar durante todo el año.