Los hurones tienen un peso corporal de 600-2000g, teniendo los machos un tamaño doble respecto de las hembras. Tienen un período medio de vida de 5 a 7 años.
El hurón no posee arterias carótidas bilaterales, y en su lugar tiene una única arteria carótida central ascendente. Las venas yugulares están situadas más lateralmente que en el perro y en el gato. El hurón carece también de apéndice y ciego, y su tráquea es extraordinariamente larga.
Una gran peculiaridad que tienen los hurones es que presentan el pene con una abertura en forma de “J”, que dificulta el cateterismo uretral.
Se recomienda vacunar a estos animales frente a los virus del moquillo (Vivo modificado procedente de cultivo de tejido de embrión de pollo) y de la rabia (inactivado, administrado por vía subcutánea anualmente).
Una de las patologías más frecuentes que presentan es la presencia de cuerpos extraños en el tracto gastrointestinal. En los hurones de menos de 2 años los objetos más comunes son de goma, tela y látex debido a su inquietud por descubrirlo todo, y los tricobezoares en los hurones de más edad. En las observaciones radiográficas apreciamos distensión gástrica gaseosa, íleo segmentado y, a veces, un cuerpo extraño visible o tricobezoar. Debemos tener en cuenta que el tránsito normal en el conducto gastrointestinal de un hurón es de 3 horas, por lo que si existen signos de obstrucción, está indicada la intervención quirúrgica de urgencia y la extracción del cuerpo extraño.
Respecto a las diarreas, pueden estar causadas por imprudencias dietéticas, presencia de los ya citados cuerpos extraños y tricobezoares, infecciones virales como el moquillo, gastritis por Helicobacter mustelae, crecimiento excesivo de clostridios por la administración prolongada de antibióticos, parásitos, enfermedades metabólicas, neoplasias y un largo étc. Su tratamiento inicial es sintomático y de sostén para evitar la deshidratación y empeoramiento del hurón, hasta obtener el diagnóstico definitivo y realizar un tratamiento específico contra la causa subyacente.
El moquillo tiene un índice de mortalidad de casi el 100%. Los signos clínicos incluyen anorexia, secreción oculonasal mucopurulenta, exantema bajo la barbilla y en el área inguinal, dermatitis costrosa grave en la cara e hiperqueratosis de almohadillas plantares. También hiperexcitabilidad, salivación excesiva, temblores y coma. Se recomienda la eutanasia.
Otra patología frecuente son las hipoglucemias, frecuentemente debidas a la existencia de un insulinoma (Tumor localizado en el páncreas). Se observa que el animal está decaído, con náuseas, debilidad del tercio posterior y ataxia. Su tratamiento de elección es quirúrgico.
También nos encontramos hurones con fuerte disnea, con la respiración agitada e incluso con la boca abierta. Esta disnea puede ser debida a un derrame pleural , edemas de pulmón, neumonías, neumotórax u obstrucciones en la tráquea. Deben recibir de inmediato atención veterinaria de un especialista.