Es muy importante tener bien educados a nuestros perros. Una cosa que nos resulta muy llamativa, cuando viajamos a ciertos paises (Francia por ejemplo), es que vemos a gente en bares y restaurantes con sus mascotas. No solo permiten el acceso de animales a estos lugares sino que, incluso, se les pone agua fresca. Eso ocurre porque los animales están bien educados y no se dedican a molestar a otros comensales ni a otras mascotas. Por el contrario, en España, sólo podemos llevar a nuestros animales a las terrazas y, muchas veces, observamos comportamientos lamentables que no son corregidos por los dueños. Si queremos que, algún día, ocurra aquí como en otros países debemos implantar y mantener unas normas de conducta desde que el perro llega a casa y para siempre. Cuando el animal llega a casa, debemos ir marcándole unas pautas de conducta en diversos aspectos, como en la alimentación, las micciones, el comportamiento social dentro y fuera de la familia…
Comportamiento social
El periodo de socialización de un perro se considera que dura hasta los tres meses de edad. Durante este periodo el perro debería tener contacto con otras mascotas y con el entorno social que nos rodea. Cuando empezamos a sacar a nuestra mascota a la calle tras la finalización de las vacunaciones, es normal que se asuste por los ruidos y los extraños. Es en este punto cuando debemos utilizar los refuerzos positivos para estimular su confianza y evitar las situaciones de estrés. También es muy importante que el animal aprenda a relacionarse con personas ajenas a la familia. Debe aprender a saludar sin saltar sobre la gente, esperar pacientemente a que sus dueños terminen una conversación y, por supuesto, a no molestar a nadie. Es responsabilidad del propietario, y de nadie más, preocuparse por moldear el carácter de su animal. Dentro de esta tenencia responsable de animales hay que promover el civismo del propietario. Tal vez lo más llamativo en este sentido es la recogida de las heces de nuestro animal para mantener limpio el entorno si no queremos que nos critiquen a los dueños (con razón) ni a los animales (sin motivo).
¿Cómo premiar a nuestro perro?
Si bien hemos dicho que hay que reprimir conductas indeseables, no es menos cierto que tenemos que premiar las conductas y actitudes positivas de nuestro animal. Lograremos más con el premio que con el castigo. Hay distintos métodos para premiar a nuestras mascotas. Durante la etapa de cachorro, cuando haga algo adecuado, le recompensaremos, en primer lugar, con algo de alimento. Gradualmente iremos sustituyendo este premio por periodos de juego, y posteriormente lo acostumbraremos a que su premio sea siempre una caricia y felicitación verbal. Esto no quiere decir que esporádicamente no podamos recompensar su buen comportamiento con una “chuche de perros”.
En las tiendas especializadas y en clínicas veterinarias existen innumerables juguetes con los que estimular a nuestro perro para su correcta educación, así como distintos tipos de premios alimenticios específicos para ellos.