El SNC (Sistema Nervioso Central) es el responsable de la gestión, asimilación y acomodación del individuo a su medio. Existen distintas sustancias liberadas por el SNC, para favorecer esa adaptación, que actúan sobre el organismo del gato. Si la adaptación al entorno no es adecuada, se desarrolla un cuadro de ansiedad con sus manifestaciones.
El lamido, el mordisqueo de uñas y el rascado exagerado son síntomas que pueden ser consecuencia de una situación de ansiedad y/o depresión.
La ansiedad puede tener su origen en multitud de factores que se pueden agrupar en 3 bloques principales según el tipo de ansiedad que desencadenan:
- ansiedad de privación: generalmente en animales que crecen en situaciones de aislamiento (absoluto o con relación con un entorno humano muy reducido).
- ansiedad de territorialización: por trastornos en la vida del gato como mudanzas, cambios de mobiliario, muerte de algún miembro de la familia, etc. Se manifiesta con marcaje urinario insistente. Los castigos por esta conducta y el limpiar las zonas marcadas pueden empeorar mucho el cuadro.
- ansiedad en lugares cerrados: se da en animales que no pueden salir al exterior por falta de estímulos visuales. Se manifiesta con carreras, agresiones e hiperactividad, sobre todo al atardecer.
SÍNTOMAS
Las manifestaciones psíquicas, además de las ya citados de agresiones, carreras y marcaje inadecuado, pueden incluir comportamientos de huida, miedo, conductas compulsivas…
Los síntomas somáticos:
- Cutáneos: lo más llamativo es la alopecia por acicalamiento exagerado que puede ser muy amplia, afectando a todo el abdomen, flancos y espalda, o ser discreta y localizarse en la parte posterior de abdomen y de las patas traseras. En ocasiones hay lamido de la trufa, labio superior, rascado de la cara y el cuello y mordeduras o arañazos en cola y extremidades. También puede darse mordisqueo de uñas.
- No cutáneos: la ansiedad puede afectar al sistema cardiorrespiratorio (taquicardia y taquipnea), al digestivo (babeo, diarrea e incluso bulimia que puede acabar en excesiva ganancia de peso).
Debemos prestar mucha atención por si ha habido cambios en el hábitat del animal, cambios ambientales, introducción de nuevos animales (de su misma especie o de otras). El tratamiento se dirige a detectar e intentar controlar esos cambios que desencadenan el problema mediante terapias comportamentales. Hay terapias ecológicas como la feromonoterapia y tratamientos homeopáticos que favorecen la estabilidad emocional del gato. Otra opción de tratamiento es mediante el uso de antidepresivos y ansiolíticos. Es importante consultar con el veterinario antes de iniciar cualquier tipo de tratamiento, ya que debe ser observado muy de cerca y pautado de forma individualizada.